Resumen
En los últimos años, entre diversos textos escritos, he venido a interpelar el método conceptual del arquitecto (que gustaba de haber sido escultor) Álvaro Siza, buscando descodificar (como si fuera posible) su notable capacidad de reinventar memorias, de interpretar geografías, de dejarse contaminar por tantas "culturas-otras". Ese ejercicio de alteridad - ser simultáneamente yo y el otro; que es de aquí y del mundo, ser local y universal -, de clara afinidad personal o torguiana, lleva a Siza a crear obras que son suyas, originales e irrepetibles, pero que resuenan en nuestra memoria como espacios familiares; o, dicho de otra manera, como si hubieran pertenecido siempre a la vida de un lugar, de una ciudad o de un personaje.