La estética de los demás
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CAMPBELL, Shirley. La estética de los demás. PROA: Revista de Antropologia e Arte, Campinas, SP, v. 2, n. 00, p. 1–13, 2010. DOI: 10.20396/proa.v2i00.16418. Disponível em: https://econtents.bc.unicamp.br/inpec/index.php/proa/article/view/16418. Acesso em: 25 ago. 2024.

Resumen

Traducido por Érica Giesbrecht.

 


Los instigadores textos de Els Lagrou y Shirley Campbell publicados en esta sesión dialogan, en mayor o menor medida, con una polémica sobre el mismo tema acaecida hace casi 20 años, en Inglaterra, y cuya transcripción se ha convertido en un clásico para quienes se aventuran en la antropología del arte. En 1993, hubo una serie de debates sobre cuestiones controvertidas en antropología, que luego se publicaron en la colección Key Debates in Anthropology, editada por Tim Ingold. Entre los debates, uno llamó especialmente la atención, especialmente para los antropólogos que, poco a poco, volvieron a ocuparse de la producción de cultura material y también de las performances, tanto en contextos occidentales como en realidades “no occidentales”. Esta es una discusión entre Joana Overing, Peter Gow, Jeremy Coote y Howard Morphy sobre la posibilidad de un uso transcultural de la noción de estética.

El acalorado debate no sólo movilizó a estos cuatro intelectuales. Además de ellos, se hicieron oír una serie de otros nombres muy importantes para los estudios de la interfaz entre la antropología y las artes: entre el público hablaron, entre otros, Alfred Gell y Robert Layton. Howard Morphy y Jeremy Coote, dos investigadores que, en aquel momento, ya trabajaban con avidez sobre el tema, se pronunciaron a favor de utilizar la noción de estética como categoría transcultural. Por otro lado, Peter Gow y Joanna Overing adoptaron una postura contraria a la aplicación universal del término “estética”.

De innegable importancia para quienes trabajan las artes desde una perspectiva antropológica, este debate ha sido leído y citado por varios autores. Sin embargo, cabe señalar que la pregunta fundamental  “¿se puede utilizar universalmente el término estética?”  aún no ha sido respondida satisfactoriamente y sigue siendo un dilema que divide a la comunidad académica. Debido a este impasse, Pro invitó a dos investigadores que enfrentan este tema en su trabajo. Las antropólogas Els Lagrou y Shirley Campbell aceptaron el desafío de producir cada una un texto para nuestra sesión de Debates, volviendo a la misma cuestión.

Según Anthony Shelton (1992), el gran obstáculo para resolver el impasse proviene de que no está claro qué se considera “estética”. La definición del término debe establecerse de antemano, de modo que pueda celebrarse un debate eficaz sobre el concepto. Según el autor, la polisemia del término “estética” en los textos producidos por las ciencias humanas es tan grande que cada autor necesitaría determinar, de antemano, el significado del término que utiliza.

De hecho, éste parece haber sido el quid del debate de 1993 en Manchester. Howard Morphy y Jeremy Coote sostuvieron que la categoría es, efectivamente, aplicable a todas las sociedades, basándose en el supuesto de que todas las personas tienen una sensibilidad estética (vinculada a la percepción sensorial y los juicios que de ella se derivan), aunque siempre moldeada culturalmente. Peter Gow y Joanna Overing dijeron estar en contra del uso generalizado del concepto, basándose en el argumento de que se trata de un área específica del conocimiento, cuyo surgimiento y desarrollo se dio dentro de la historia de las artes en Occidente.

Vemos, por tanto, que las concepciones de estética que se estaban discutiendo eran bastante diferentes entre sí. Nadie dudaría de que la sensibilidad estética es parte de la “naturaleza” humana, como profesaban Morphy y Coote. Al mismo tiempo, pocos estarían en desacuerdo en que, si tomamos la Estética como una rama de la Filosofía consolidada en el siglo XVIII, su uso como categoría universal no será plausible.

Al contrario de lo ocurrido en el primer debate, ambos textos que fueron escritos especialmente para el Proa parten de la misma idea de estética. Como resultado, los dos textos tienen muchas más similitudes que oposiciones entre sí. Els Lagrou, profesora del Programa de Postgrado en Sociología y Antropología de la Universidad Federal de Río de Janeiro, y Shirley Campbell, profesora visitante del Departamento de Antropología y Arqueología de la Universidad Nacional de Australia, en Canberra, abogan por la necesidad de tomar conciencia de que Términos como estética y arte pueden aplicarse a diversos contextos sociales, siempre y cuando ambos se utilicen de una manera menos “dura” y etnocéntrica.

El consenso de los autores respecto de la transculturalidad de la noción de estética se debe, en parte, al reciente desarrollo de estudios que tienen como objeto de reflexión la cultura material y las performances de diversas sociedades. Por otro lado, la redefinición de estas nociones por parte del propio campo artístico occidental ayudó a comprender que, ni siquiera en su entorno original, estos conceptos pueden ser pensados ​​según definiciones clásicas, vinculadas, por ejemplo, a la idea de “hermoso” o del genio del artista.

Otro aspecto interesante, que destaca en ambas aportaciones, es la interrelación entre la Antropología del arte y la Antropología de las cosas u objetos. Pensar las prácticas y los objetos artísticos desde una perspectiva antropológica significa develar las relaciones sociales y las intencionalidades condensadas en ellos o transmitidas por ellos –punto que, coincidentemente, está presente en otras secciones de este número de Proa, incluida la Galería

https://doi.org/10.20396/proa.v2i00.16418
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