Química analítica básica: análisis gravimétrico convencional

Resumen

La gravimetría convencional (también conocida como gravimetría de precipitación) consiste en una secuencia de operaciones que tiene como objetivo precipitar (separar) la sustancia de interés (el analito) en forma de un compuesto poco soluble, con una estequiometría conocida y bien definida. Tras su separación y secado, el precipitado se pesa en una balanza analítica y, a partir de su masa y estequiometría, se determina cuantitativamente la concentración del analito original. Es un método de análisis en el que la señal medida es la masa o cambio de masa y su aplicación requiere únicamente el uso de unidades base del Sistema Internacional de Unidades (SI), como la masa o el mol. Entre las ventajas de utilizar esta técnica se encuentran su buena reproducibilidad, asociada a la sencillez de ejecución operativa y al uso de equipos de uso común en el laboratorio. Por otro lado, sus principales desventajas radican en su tiempo de ejecución, que generalmente es muy largo y en la falta de sensibilidad del método, lo que lo hace poco práctico para la determinación de microconstituyentes en la muestra. A pesar de estar sujeto a errores acumulativos, causados ​​por posibles fallas de ejecución en los diversos pasos, operaciones y manipulaciones necesarias para su ejecución, los resultados obtenidos con el uso de métodos gravimétricos son bastante precisos, limitados únicamente por el límite de detección de la balanza analítica utilizada en el procedimiento Es la técnica de análisis cuantitativo más antigua, y aunque actualmente no es el método analítico más importante, todavía se utiliza en aplicaciones especializadas y en la estandarización de procesos.