una serie de revistas como Ajoblanco, Star, y en el barrio, aquel que
buscábamos otros compañeros para salir a la calle, poco a poco nos
interrelacionaremos y formaremos el Colectivo Libertario Sant Antoni/ Barri
Xinès…; debía ser principios del 76, ya había muerto el dictador, y poco a
poco la mayoría de los componentes del colectivo entrábamos a formar parte
de los respectivos sindicatos de la CNT, yo que entonces trabajaba en la
construcción entré a formar parte del primer núcleo del sindicato de la
construcción. [...] Después, con el Centro de Documentación Histórico Social,
y el sindicato, llegamos a conocer y tratar a una serie de militantes libertarios
de los años treinta que regresaban del exilio o del mismo exilio interior.
Entendí, su lucha, su historia, y de alguna manera me la hice mía. Estoy
hablando o pensando por ejemplo con Antonio Turón, Diego Camacho,
Liberto Sarrau, Luis Andrés Edo, Germà Riera, Torreñito, Josep Piqueras,
Severino Campos, Ramón Liarte, Ramón Sentis Biarnau, Concha Liaño,
Pepita Carpena, Sara Berenguer, Joaquina Dorado, Libert Forti, Jacobo
Maguid, Concha Pérez, y otros que ya no recuerdo su nombre. [...]
Principalmente nos hemos educado con todos los textos que referenciando la
revolución española , en ciudades como Barcelona, pero también hemos
mirado atrás históricamente buscando las referencias que hemos entendido
adecuadas, desde la experiencia de Ferrer y Guardia a la Escuela Moderna , o
revista como "Estudios", "Ética" y los referentes clásicos del momento,
Proudhon, Bakunin, Malatesta, Kropotkin, Rafael Barret, Ricardo Mella,
Albert Camus, hasta los actuales, como por ejemplo Hakim Bey, Michel
Albert, Guy Debord, Serge Latouche, Max- Neef, Tomás Ibáñez, Carlos
Taibo, John Zerzen, Murray Bookchin y otros.
Pero ¿realmente, el público sabe qué es el anarquismo? Y, aún, la educación anarquista,
como desenvuelve en su artículo Luciana Eliza dos Santos, al presentar aspectos de la educación
en el escenario anarquista. Según Valeria Giacomoni “todo el mundo sabe lo que los anarquistas
no quieren. Sin embargo, sólo una minoría sabe lo que los anarquistas proponen”.
Para esta historiadora y pedagoga italiana el “mundo mejor” al que aspira el anarquismo
pasa por:
volver a apropiarse de la política como parte de las elecciones cotidianas de
cada uno, de búsqueda de una coherencia. Y que el “mundo mejor” al que
muchos aspiramos tiene que empezar en nuestro día a día, donde la utopía en
lugar de ser algo idealizado e imposible, sea el motor que mueve nuestros
pasos”. Según ella, “llevar a cabo el mundo que imaginamos, al menos por lo
que atañe a nuestra cotidianidad es algo que resulta viable, concreto; en las
pequeñas cosas podemos cuestionar las costumbres de una sociedad
individualista y competitiva.
Aún sobre las percepciones sobre el concepto de anarquismo, el artículo de Gilson
Leandro Queluz reflexiona sobre la obra Les Pacifiques de Han Ryner, publicada en 1914,
enfatizando las intersecciones entre las utopías literarias antiautoritarias y el anarquismo
individualista. Esta obra se contrapone al ambiente de la Primera Guerra Mundial, como una