ISSN 2447-746X
DOI: https://doi.org/10.20888/ridpher.v8i00.17501
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Rev. Iberoam. Patrim. Histórico-Educativo, Campinas (SP), v. 8, p. 1-6, e022030, 2022.
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ANARQUISMO Y UTOPÍA
Valeria Giacomoni
Rivista Semi Sotto la Neve, Itália
valimoni@yahoo.it
RESUMEN
El texto se propone de aclarar un poco la relación entre el anarquismo y el concepto de utopía.
Si puede considerar el ideal máximo del anarquismo la ausencia de Estados, ha que se tener la
necesidad de declinar los pasos que podrían llevar hasta la máxima “Utopía”, eso en un
recorrido por la literatura y la historia.
Palabras clave: Anarquismo. Utopía. Prefiguración. Educación.
A menudo se define el anarquismo como una utopía, y creo que es importante analizar
qué entendemos por utopía para compartir esta frase. Si el nombre Utopía (del griego Ou
=negación y Tópos= lugar) sin duda tiene sus orígenes en la obra de Thomas More en la que se
imagina una sociedad ideal que no existe, por otro lado, el significado mas común de la palabra
“utopía” se refiere a algo imposible, idealizado, de soñadores, no realizable. Demasiado a
menudo éstas son las características que se atribuyen al anarquismo también, considerándolo
una propuesta que se acerca a un ideal, pero que no es posible poner en práctica en la sociedad
en la que vivimos. Este breve texto se propone de aclarar un poco esta relación entre el
anarquismo y el concepto de utopia.
Si por un lado podemos reconocer que el objetivo ultimo del movimiento anarquista
siempre ha sido alcanzar una sociedad ideal, una utopía, sin duda hubo en la historia muchas
maneras diferentes intentar conseguirla. Ya Bakunin se preguntaba si antes del impulso
revolucionario fuera necesaria una difusión cultural o si al contrario sólo el momento
revolucionario habría podido dar pie a un real cambio en la difusión cultural.
A raíz también de las experiencias históricas, y de su sistemática represión, en los
últimos años se ha ido difundiendo el concepto de “prefiguración” en el ámbito anarquista: la
prefiguración apunta no sólo a imaginar un nuevo tipo de sociedad sino también en ir poniendo
en practica estructuras horizontales y colectivas, en la medida de lo posible, en la sociedad
jerárquica en la que vivimos, para construir en el aquí y ahora la utopía del presente. Así que
dejando de lado la espera de un momento revolucionario en el que todo cambiade repente,
en el horizonte queda sin duda una utopía, que sin embargo definiríamos como el motor del
cambio, como una “tensión hacia un ideal”. Si podemos considerar el ideal máximo del
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anarquismo la ausencia de Estados, tenemos la necesidad de declinar los pasos que podrían
llevar hasta esa máxima “Utopía”.
El anarquismo en cuanto propuesta de organización social empieza por la manera de
relacionarse con los demás, por la falta de jerarquías en las relaciones. Así que en lugar de
esperar que todo cambie de golpe, el concepto de “prefiguración” propone construir en el día a
día, con nuestros comportamientos y las elecciones cotidianas nuevos equilibrios. Llevar a
cabo el mundo que imaginamos, al menos por lo que atañe a nuestra cotidianidad es algo que
resulta viable, concreto; en las pequeñas cosas podemos cuestionar las costumbres de una
sociedad individualista y competitiva. Por ejemplo las maneras de relacionarnos con nuestra
familia y con todas las personas a nuestro alrededor marcan unos equilibrios que se construyen
desde el momento en que nacemos, o hasta antes.
Los estudios de psicología confirman que cada experiencia en nuestra vida (y hasta antes
de nacer, en el vientre materno) enriquece nuestro cerebro, y que poco a poco se va formando
nuestra manera de ser, en base a nuestra interacción con el ambiente externo. No podemos
olvidar que este es un normal proceso en todos los animales y que nuestro cerebro, como el de
otros seres vivientes, se va formando en base a los estímulos que recibe desde el exterior. Los
primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de nuestro cerebro y sobre todo de
los esquemas mentales que utilizaremos en las relaciones. Las respuestas que recibimos al
manifestar nuestras necesidades ya en los primeros meses de vida condicionan la idea que
tendremos de los demás.
Por eso son tan importantes los encuentros de los primeros años: ante todo la relación
con los padres (o las personas de referencia) y la familia en general, para después entrar en
contacto con el resto de la sociedad, basándose inevitablemente sobre las experiencias hechas
hasta ese momento. Esa etapa inicial de la vida, en lugar de ser considerada fundamental, a
menudo se considera como una fase de simples cuidados considerando que el aprendizaje
empiece solo cuando el niño responde a los estímulos. La inexperiencia se considera como falta
de inteligencia, sin pensar en la importancia de esos primeros ensayos que marcarán nuestra
forma de ser.
Cuando como adultos tenemos la ocasión de acercarnos a los niños, nos damos
rápidamente cuenta de que su mundo y sus "categorías" son muy diferentes. Lo que a menudo
consideramos como una etapa de paso, vista de manera casi negativa (por ejemplo identificada
con algunos estereotipos como “no hagas el niño”, “llorar como un niño”, etc.) se caracteriza
también por actitudes muy positivas, que normalmente faltan a los adultos: ausencia de prisas,
concentración total en lo que se hace, curiosidad envidiable... Si podemos dedicarnos a pasar
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un rato entre niños nos sorprenderemos también al cantar canciones, bailar o al hacer caras
tontas. Nos olvidaremos por un momento de nuestros quehaceres y para usar otra expresión
muy común “volveremos a ser niños”. Esta condición, caracterizada por una serenidad de
fondo, entraña una disponibilidad a la novedad y una falta de prejuicios que seria interesante
no perder en nuestro proceso de crecimiento.
Pues si por un lado los primeros años de vida están marcados por las relaciones con unos
referentes adultos y la familia en general, la apertura a la sociedad de los pequeños normalmente
ocurre con el ingreso en el sistema educativo infantil. De ahí la importancia del tipo de
pedagogía que propone la escuela. El niño llega al primer encuentro con la sociedad con las
herramientas desarrolladas en familia: de esta manera podemos decir que en la escuela el ser
humano se relaciona por primera vez con otros seres fuera de su núcleo familiar y así se hace
la primera idea de cómo funciona una sociedad.
Entran en juego conceptos fundamentales como la obediencia, la colaboración, la
autoridad, la autonomía... Así que la estructura de la escuela, su organización y los valores que
se propone transmitir reflejan el modelo de sociedad a la que apunta. Cuestiones que sin duda
entran en el ámbito de la política.
Entendemos así que la neutralidad en la educación es complicada. De hecho, la
educación de los niños es una preocupación en la mayoría de los sistemas políticos, tanto de los
autoritarios cuanto de los democráticos. Una diferencia que podemos marcar consiste que en
los sistemas más autoritarios se prima la obediencia y la transmisión de ideas fijas, no
cuestionables. En los sistemas más avanzados en cambio se favorece el respeto por el desarrollo
de las capacidades de los pequeños: en lugar de apostar por la obediencia se intenta construir
personalidades con una responsabilidad individual y social, que sepan elegir por ellas mismas.
Esto se traduce en una mayor conciencia política individual que permite el desarrollo de un
pensamiento crítico en contra del gregarismo, cuestión que explica bien Erich Fromm en Miedo
a la libertad
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: A menudo es mas fácil seguir una bandera, un eslogan, o simplemente seguir la
corriente (pensemos en palabras como el mainstream) que pensar con la propia cabeza. Así que
el desarrollo o menos de algunas capacidades depende de qué competencias/comportamientos
se esperan de las personas al salir de la escuela.
En algunas “utopías” hasta se atribuye al sistema educativo la capacidad de eliminar el
sistema represivo: en una sociedad que se basa sobre el respeto hacia los demás no
necesitaríamos castigos, y como elemento de disuasión bastaría el hecho de ser visto
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FROMM, Erich: Miedo a la libertad, Paidos Ibérica, 2009.
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negativamente por el resto de la comunidad
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. Esta propuesta viene por ejemplo de News from
Nowhere de William Morris (1891) una de las pocas utopías que podríamos definir
antiautoritarias. De hecho, la mayoría de estos países idealizados dibujan una organización
impecable a expensas de la libertad individual.
Maria Luisa Berneri
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(1918-1949) en su Viaje a través de Utopía nos muestra un
recorrido por las utopías de la historia. Y nos desvela que la mayoría de ellas se podrían
considerar como propuestas autoritarias. Por ejemplo algunas de las Utopías más conocidas
hablan sólo de la organización de la clase dominante (como la República de Platón, IV sec.
a.C.), dan por sentada la esclavitud (Utopía de T. More, 1516) o tienen miedo a las relaciones
con el exterior (Christianopolis de Andreä, 1619). Uno de los grandes méritos de la autora es
recuperar utopías que, a pesar del contenido revolucionario, no han tenido mucha difusión como
La Ley de la Libertad (1647, G. Winstanley) que afirma que “el poder corrompe” sobre todo si
mantenido durante mucho tiempo. Si con la influencia del Renacimiento y de la Reforma las
utopías eran proyectos de reforma social, con la consolidación de los Estados nacionales la
discusión de valores se limita al campo filosófico. En ese periodo se desarrolló una literatura
que no se puede definir “utopística” pero que, en lugar de proponer un mundo ideal, destaca los
aspectos negativos de la sociedad (como Los viajes de Gulliver Swift, 1730). Y si hasta ese
momento las utopías tenían lugar en islas desconocidas, en el siglo XVIII las utopías empiezan
a tener como protagonistas las poblaciones de las nuevas colonias (como el Suplemento al viaje
de Bouganville de Diderot, 1772) mientras que con la revolución industrial la tendencia es hacia
unas “utopías de las máquinas”. Una excepción es Noticias de ninguna parte (1890, W.Morris)
que imagina comunas agrícolas y hace hincapié sobre la importancia de la educación. En Una
Moderna Utopía (1905, H. G. Wells) la educación ha llegado a sustituir el gobierno. Ésta es la
esperanza para el futuro de la autora, antes de introducirnos a las que define anti-utopías (que
ahora definiríamos distopías) donde encontramos la desilusión de un mundo mecanizado y sin
alma (Un mundo feliz de Huxley 1932, Rebelión en la granja de Orwell 1945). La distopía por
excelencia, o sea 1984 de Orwell se publicaría en 1949 después de la muerte de la Berneri.
Pero volviendo de la literatura a la historia, para entender mejor las implicaciones
políticas de la educación tenemos que poner el enfoque en los principios de la institución escolar
gratuita que conocemos, que nació en varias naciones europeas hacia finales del siglo XIX
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MORRIS, William: News from Nowhere, 1891. Morris con el título retoma justo el concepto de no-lugar como
en U (no)-topia (lugar).
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Maria Luisa Berneri murió con sólo 31 años a raíz de complicaciones posparto, hija de Camillo Berneri (1897-
1937), escritor anarquista asesinado durante los Hechos de Mayo de 1937 en Barcelona por haber avisado del
creciente poder comunista en el periódico por él fundado Guerra di Classe (1936-37).
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insertándose en el proceso de consolidación de los estados nacionales. Ese tipo de institución
respondía a la necesidad de crear ciudadanos que aprendiesen el buen vivir en el marco de las
leyes estatales.
Podemos decir que el objetivo de la escuela estatal no ha cambiado mucho en el último
siglo a pesar de la importante corriente de la Educación Nueva que en los años 20 y 30 del siglo
pasado proponía cambiar el enfoque de la escuela desde una transmisión de contenidos, a una
pedagogía que pusiese el niño al centro del proceso educativo, estimulando el desarrollo de las
aptitudes del ser humano, En esa corriente se puede incluir también la experiencia educativa de
los anarquistas en la España de 1936: la revolución que se llevó a cabo durante la guerra civil
española abarcó el nivel económico, social y educativo. Un nuevo tipo de pedagogía se había
ido ensayando desde los anos 10 con el florecer de escuelas racionalistas sobre el modelo de la
Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia. Con dos cadas de experiencia en la práctica pedagógica
y la influencia de las modernas corrientes educativas, la Escuela Nueva es un ejemplo de
pedagogía libertaria que llega a ser extendido a todas las escuelas publicas en Catalunya. La
importancia dedicada por los anarquistas al tema educativo destaca con la formación del CENU
el 27 de julio, a los pocos días de haber combatido el alzamiento militar: De hecho, hubo un
llamamiento para todos los maestros que dejaran el fusil y volvieran a su trabajo, que consistía
en la responsabilidad más alta: La Escuela Nueva se convirtió en la bandera de la revolución
porque la transformación de la sociedad se fundaba en una nueva pedagogía. Los logros en
tiempos de guerra fueron asombrosos, llegando a escolarizarse en Barcelona el triple de los
niños con respeto al año anterior, y aportando una serie de mejoras higiénico-medicas en las
aulas además de cerrar los “asilos para niños anormales”
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.
La recuperación de la memoria histórica también es una cuestión política y si por un
lado desde la Transición en el estado español no se quisieron desenterrar temas que volvieran a
causar conflictos sociales, creo que es inevitable reconocer la objetiva modernidad de algunas
experiencias revolucionarias de los años Treinta, como la introducción del aborto en España,
entre los primeros países en Europa, por parte de la ministra anarquista de Sanidad Federica
Montseny, primera mujer con ese cargo en España. El proyecto pedagógico de los anarquistas
también merece esta rehabilitación y el reconocimiento en cuanto experiencia precursora a nivel
local de los cambios educativos que se abogan hoy en día en Catalunya: el gran florecer de
proyectos alternativos de educación viva/ libre/ activa incorporados también en la escuela
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Esta era la definición de la época para una institución que aislaba los niños con discapacidades del resto de la
sociedad.
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pública, proponen en la práctica muchas de las innovaciones pedagógicas propuestas en 1936.
Sin embargo, nunca se cita la experiencia pedagógica de los anarquistas en cuanto tachada de
política y se buscan en cambio referentes extranjeros más aceptados.
A raíz de estas reflexiones considero importante cambiar también el enfoque hacia la
palabra “política”, que demasiado a menudo identifica algo muy distante o algo que asusta, en
el que es mejor no entrar. Creo que hay que volver a apropiarse de la política como parte de las
elecciones cotidianas de cada uno, de búsqueda de una coherencia. Y que el “mundo mejor” al
que muchos aspiramos tiene que empezar en nuestro día a día, donde la utopía en lugar de ser
algo idealizado e imposible, sea el motor que mueve nuestros pasos.
REFERENCIAS
FROMM, Erich. Miedo a la libertad. Paidos Ibérica, 2009.
MORRIS, William. News from Nowhere. 1891.
Recebido em: 31 de julho de 2022
Aceito em: 12 de dezembro de 2022