Macià en la expedición armada de Prats de Molló. No fue la única ocasión en que anarquismo
e independentismo fueron a la par. Entre 1932 y 1936 impulsó el “grupo de afinidad” Nosotros.
Ealham no recuerda que, en la CNT, García Oliver era considerado un anarco-bolchevique
autoritario. En julio de 1936 entró en el Comité de Milicias Antifascistas, un gabinete de guerra
“de facto vinculado a la Generalitat de Catalunya” y, poco después, en noviembre, fue uno de
los cuatro ministros anarquistas del Gobierno de la República. Durant los hechos de mayo de
1937 de enfrentamiento entre estalinistas y anarquistas, Garcñia Oliver actuó, en frase de
Ealham, de bombero, cuando llegó de la sede del gobierno republicano en Valencia “para
negociar la rendición de los insurrectos” de la FAI y del POUM.
Así pues, es significativo el interés que suscitan personajes como los antes mencionados
Montseny y García Oliver, cuyos libros han sido últimamente objeto de reediciones.
Ahora bien: ¿qué contribuyó a este final desastroso, marcado por la represión, el exilio
y hasta el exterminio físico de demócratas y anarquistas? ¿En qué aspectos falló la teoría y la
práctica anarquista en aquellos momentos decisivos? ¿Cómo se enfocó, desde lugares
decisorios, la cuestión del poder? ¿Cómo se puso o no se puso freno y límite a la violencia
incontrolada y cómo se pudo o no poder distinguir entre violencia incontrolada y violencia
revolucionaria? ¿Cómo se puso (y se ha puesto) en valor la aportación original del anarquismo
en cultura, educación o derechos humanos, feminismo, etc.?
REFLEXIÓN SOBRE ANARQUISMO Y PODER (CON LA HIDRA FASCISTA QUE
VUELVE A SACAR LA CABEZA)
Todas estas cuestiones no son en absoluto ni frívolas ni fútiles. Podemos decir que, por
descontado, enlazan con lo que importa a todos aquellos que, en la actualidad, se siguen
preocupando por la relación entre anarquismo y poder. Anarquismo y poder. Una dicotomía
ineludible, dado que el anarquismo sólo se puede establecer y consolidar a base de poder
colectivo.
Como razona justamente Cathérine Malabou, discípulo del filósofo Dérrida, mientras
no dilucidemos la cuestión de los vínculos entre anarquía y poder, este tema no parará de
atormentar al anarquismo, como una especie de recriminación continuada, muy embarazosa,
que no es posible acallar de ninguna de las maneras.
La revisión por Malabou de clásicos como Aristóteles y de pensadores franceses
modernos, desde Levinas a Rancière pasando por Foucault, no siempre está hecha en términos
comprensibles para el gran público, es verdad. La autora llega a la conclusión de que hay más