Eliseo Reclús, traducidos por Anselmo Lorenzo, así como Nociones de geografía física (1905)
escrito por Odón de Buen y con prólogo del mismo Reclús. En sociología y antropología
destacan los 4 volúmenes de Piscología étnica (1905) de Charles Letourneau, antiguo
communard y secretario general de la sociedad de Antropología de París, que también tradujo
Anselmo Lorenzo; o Evolución super-orgánica (1905), del médico y político cubano Enrique
Llúria, con epílogo del anarquista francés Charles Malato. Otro manual de gran originalidad y
valor educativo fue el Botiquín de higiene escolar (1905), escrito por el catedrático de pediatría
de la Universidad de Barcelona Andrés Martínez Vargas.
Como editorial escolar, tal y como se ha mencionado, Publicaciones de la Escuela
Moderna también publicó libros destinados a la formación del profesorado, que también pueden
hallarse en nuestros fondos documentales. Destaca La escuela Nueva (1908) de J. F. Elslander,
eminente pedagogo belga, vicepresidente de la Liga Internacional para la Educación
Racionalista de la Infancia que presidía Ferrer desde 1906 y secretario de redacción de la revista
L’École Renovée, que había promovido el mismo Ferrer. También la obra de su propia autoría,
La Escuela Moderna. Póstuma explicación y alcance de la enseñanza racionalista (1912),
publicada por la editorial póstumamente sobre los principios rectores que guiaban la escuela.
Asimismo, la editorial distribuyó —no editó— la obra Principios de moral universal. Para
escuelas libres, neutrales o laicas de niños y niñas (1911) de Hermenegildo Giner de los Ríos,
hermano del ilustre fundador de la Institución Libre de Enseñanza. Sin embargo, el propósito
de Ferrer iba mucho más allá de la capacitación del profesorado. Se trataba de ofrecer tanto al
profesorado y a los alumnos de los cursos superiores, como a la clase obrera en general,
contenido didáctico y cultural que incentivase y allanase el camino hacia la llegada de la
anhelada revolución social. Este objetivo editorial sería ya el prioritario tras la ejecución de
Ferrer, cuando la editorial quedase en manos de Lorenzo Portet, su legatario. En este sentido,
la Editorial publicó textos de formación y combate de índole revolucionaria y libertaria: fue una
de las primeras editoriales en publicar en español el folleto La moral anarquista, de Pedro
Kropotkin, de quien también publicó, tras la muerte de Ferrer, La gran revolución (1789-1793);
contribuyó a introducir los postulados del sindicalismo revolucionario francés en Cataluña
(fundamentales para comprender la implantación de la central anarcosindicalista CNT en esta
región a partir de 1910), a través de las obras de sus más reconocidos representantes: J. Yvetot
(y su obra ABC sindicalista. Origen, funcionamiento, medios de acción, objeto de la agrupación
sindical en 1912) o E. Pouget (del que se editaron Las bases del sindicalismo y El sindicato en
1916 así como el folleto escrito junto a E. Pataud Cómo haremos la revolución en 1914);
Publicó también En el café del anarquista italiano Malatesta o Preludios de la lucha de Pi i